Reflexión sobre la época de acción de gracias

Escrito por Teresa Rodriguez,  Verónica León Hurtado,  Joanne Sanchez,  Ruby Vasquez, Jovita Molina y Pam Sexton de la Caravana de Watsonville de Agradecimiento al Campesino

Las muestras de agradecimiento hacia nuestros trabajadores esenciales durante el principio de la pandemia fueron impresionantes.  Doctores, enfermeras/os y oficiales de la policía fueron acogidos con almuerzos y productos de limpieza personal en sus sitios de trabajo.  Trabajadores de los hospitales recibieron bonos de $600-$800 gracias a los donantes anónimos que los consideraron “héroes” por su continua labor durante la pandemia. Estos individuos merecían ser reconocidos por arriesgar sus vidas mientras que los demás estuvimos seguros trabajando desde nuestras casas. A otros simplemente nadie los estaba reconociendo.

No se tiene que viajar fuera de Watsonville para ver a otros trabajadores que además de enfrentar el riesgo del virus, están acostumbrados a trabajar en altas olas de calor, lluvia y en condiciones peligrosas por  inhalación de humo durante la época de incendios para plantar y cosechar la comida que comemos todos los días. 

En abril del 2020,  un grupo de nosotros que crecimos entre los campos de Watsonville como hijos de campesinos junto con nuestras familias nos dimos a la tarea de ir a los ranchos agrícolas con pancartas llevando nuestros mensajes de aprecio para todos los campesinos, quienes a pesar de la pandemia seguían trabajando arduamente.  Reconociendo la falta de información acerca del COVID 19 y los recursos disponibles en la comunidad, nuestro equipo decidió hacer algo más que decir gracias y hacer sonar el claxon de nuestros carros. Fue así como nació “La caravana de Watsonville de Agradecimiento al campesino.”

Durante los últimos 19 meses hemos visitado campos de cultivo cada semana. Esta labor se ha convertido en  meditación sobre aprecio a través de acción y sobre la relación entre trabajo, tierra y comunidad. Ya que se acerca el día festivo de Acción de Gracias, queremos compartir nuestra reflexión sobre ello. 

A pesar de que dependemos de su labor, los trabajadores del campo son invisibles al ojo de los demás o peor aún, son el blanco de las retóricas y políticas anti-inmigrantes. Sus verdaderas historias muchas veces están ausentes del discurso público. 

Entre 500,000 y 800,000 campesinos residen en California, es decir entre un tercio a la mitad de todos los campesinos en los EE.UU. Aproximadamente el 75% de los campesinos de California y el 83% de los campesinos en el condado de Santa Cruz son indocumentados y como tal son excluidos de las protecciones laborales básicas como días libres por enfermedad.  La edad de los trabajadores varía entre adolescentes y los 60 años y aproximadamente un tercio son mujeres. 

Muchos de los trabajadores en los campos que visitamos son indígenas que han sido desplazados de su tierra por sistemas económicos injustos.  Han tomado la difícil decisión de dejar a sus familias para salir de la pobreza extrema o de otros peligros en sus países.  Algunos de ellos nunca regresan a sus lugares de origen ya que sus familiares dependen de ellos económicamente o por evitar los riesgos que conlleva el cruzar la frontera.  No vuelven a ver a sus padres, hijos o seres queridos por muchos años o quizás nunca más.  Y aquí, lejos de su tierra son vulnerables al abuso y al acoso. 

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Durante 5 de mayo celebramos a los campesinos con mariachi

Cuando comenzamos, pedimos donaciones y gracias al innumerable apoyo de individuos, negocios y agencias sin fines de lucro pudimos distribuir equipo de protección personal, productos de limpieza para el hogar, almuerzos y tarjetas de regalo por parte de las taquerías y negocios locales.  Celebramos días festivos mexicanos con mariachi y bailes folclóricos en los ranchos y repartimos libros, pañales, útiles escolares y manualidades para los niños.

Comenzamos la caravana con el objetivo de dar nuestro aprecio y cariño pero  hemos recibido mucho más por parte de los campesinos.  Su aprecio por nuestras visitas a los campos ha sido honesto y sincero y alimenta nuestra capacidad de organización.  Las amistades que ya existían se fortalecieron mientras tomábamos acción donde había la necesidad de hacerlo. 

Algunos se han referido a nuestro trabajo como de ayuda mutua: es decir, de miembros de la comunidad cuidando uno del otro sin esperar intervención por parte de organizaciones gubernamentales o sin fines de lucro.  Una labor de voluntad de intercambio de recursos basada en un respeto mutuo y en el profundo entender de cómo dependemos el uno del otro.  Nuestra labor aborda la injusticia mediante la solidaridad mutua, práctica y de base. 

El Día de Acción de Gracias es tiempo de hacer una profunda reflexión sobre las relaciones con los demás y de las historias de nuestra comunidad en el pasado y el presente.  Las personas nativas que cuidaron estas tierras por miles de años han sido desplazadas de ella.  Se les han negado los derechos básicos y se les ha insultado mediante mitos y apropiaciones culturales.  Aun así hasta el día de  hoy sus descendientes, localmente la comunidad Amah Mutsun, siguen trabajando con el valor, la perseverancia y la esperanza de retomar la gestión de su tierra y recobrar sus rituales sagrados y prácticas sustentables. 

El agradecimiento se da mediante la reflexión, las relaciones y las acciones que tomamos  todos los días. Cada día podemos expresar nuestro aprecio, los valores y las prioridades que queremos para nuestra comunidad.  Este Día de Acción de Gracias enfoquémonos en honrar a aquellos que trabajan la tierra para nuestra comunidad y nuestro alimento con justicia y respeto para todos. 

| Fotos: Caravana de Watsonville de Agradecimiento al Campesino

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