De crucifijos a madres El recorrido artístico de José Ortiz

José Ortiz en entrevista en Jardínes de San Juan en San Juan Bautista. Su proyecto “A Toda Madre” se estrena el 8 de mayo, 2021 | Claudia Meléndez Salinas

Por Víctor Almazán

A los 5 años de edad, cuando estudiaba catecismo para hacer la primera comuniónen Mexicali, Baja California, una monja le dio a José Ortíz papel, y un lápiz amarillo sin goma -de esos que usan en el hipódromo-, y le preguntó si podía dibujar el cristo que se encontraba en la pared.  Ortiz lo  dibujó. El resultado gustó tanto a la religiosa que “después lo andaba presumiendo a las otras”, dijo Ortíz. Desde entonces su vida ha estado marcada por la pintura.

“Nunca pensé ser pintor, pero me gustó, me cubrió todo, hasta los pelos. Siento la obra, no sé si yo la pinto o ella me pinta a mí”, dice Ortiz detrás de su iMac donde revisa fotografías y contesta mensajes de correo electrónico.

Definiendo el rumbo

Nacido en Durango, México, Ortiz llegó a Salinas a la edad de 10 años. Después de trabajar varios meses en labores agrícolas, fue inscrito en la escuela primaria Roosevelt. Completó su formación académica en la secundaria Washington, el colegio Hartnell y la Universidad de California en Santa Cruz.

Durante su recorrido por el mundo académico, la pintura estuvo presente. Estando en la primaria ya pintaba con acrílico. Y en la secundaria vendía dibujos de mujeres hermosas a sus compañeros de clase. Hace algunos años, cuando la manera de ver películas era a través de rentar videos en formato VHS,  el dueño de la tienda Fast Forward Videos, de Salinas le pidió a Ortiz pintar en grafiti el nombre del establecimiento a cambio de palomitas de maíz y  renta gratis de videos por un año. Ortiz se dio cuenta que las paredes podían ser lienzos más grandes y con más posibilidades. “Yo sólo sabía que me gustaba grafitear las paredes, mirarlas con la posibilidad de mejorarlas”. Comenzaba un encuentro gradual con el muralismo.

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El muralista José Ortiz describe su mural “El Encargo” en el Centro médico Natividad en 2017 | Hijos del Sol y José Ortiz

El muralismo

Siendo estudiante de preparatoria fue contratado para hacer rótulos para el Partido Demócrata,  y uno de sus dirigentes dio a Ortiz, como parte del pago, un libro sobre  Diego Rivera, muralista mexicano. “Hasta entonces sólo había tenido la visión del arte europeo, Da Vinci, Miguel Ángel, tu sabes, no hay nada malo con ello. Pero descubrir a Rivera fue otra cosa”.

Al egresar de la universidad, tratando de definir el rumbo de su vida, Ortíz se encontró a sí mismo impartiendo clases a niños de primer grado de primaria. Pero el intento no funcionó. Las autoridades educativas consideraron que era muy joven, -a los 21 años-, para enseñar en una escuela tradicional. “Me echaron para afuera porque no estaba siguiendo el protocolo”, dice. Una maestra le sugirió dar instrucción  artística a un grupo de niños después de terminar las clases reglamentarias. “Así empecé un programa “después de escuela”, para niños ‘problemáticos’”, dijo. Y le fue encomendado realizar un mural.

“Fue un desastre”, recuerda. En la segunda pared el resultado le gustó más. Y progresivamente la técnica fue mejorada. En sus murales Ortiz plasma escenas sociales, el trabajo agrícola en el campo, la vida de los estudiantes y su relación con la tecnología, familias migrantes, y retratos de la naturaleza incluyendo al océano y partes del universo. También plasma sus recuerdos, sus vivencias cotidianas.

En la obra titulada “El Despojo” Ortiz pintó la experiencia familiar de perder tierra y hogar a manos de los caciques del pueblo donde vivía en México. Al verse despojada la familia de sus pertenencias, se vio en la necesidad de migrar para buscar un mejor futuro. “Puse ahí lo que me dijo mi abuela: ‘hijo, cuando te sientas solo piensa que ahí (contigo) están tu abuela, tu bisabuela, tu abuelo, bisabuelo…Nunca estás solo”.

"Estoy muy emocionada con el desarrollo reciente de Hijos Del Sol, ampliando su alcance e impacto" Paulette Lynch, ex directora ejecutiva del Concilio de Artes de Monterey

Hijos del Sol

El programa después de escuela, tentativamente llamado “Artistas Unidos” fue bautizado como Hijos del Sol, en recuerdo de su abuela Petra Villegas, indígena tepehuana con conocimientos en plantas medicinales, que le decía que todos somos parte del universo, todos somos Hijos del Sol (y de la Luna). El programa fue invitado a unirse a una naciente organización que incluía otras disciplinas artísticas, el Centro Alisal para las Bellas Artes, y después de un tiempo decidieron formar una agrupación independiente. Peregrinaron por varios lugares, incluyendo el Breadbox y la antigua estación de bomberos de Salinas, -el Firehouse-,  actualmente se encuentran establecidos en el Centro de Actividades Migrantes, en la escuela Sherwood, a la cual denominan su hogar. La meta de HDS es que “los muchachos y muchachas empiecen a identificar su potencial de creadores”, dice Ortiz.

Según Paulette Lynch, ex directora ejecutiva del Concilio de Artes de Monterey, Ortiz “ayuda a los jóvenes a conectarse más con su patrimonio, el mundo natural y entre ellos a través de la cuidadosa curación de imágenes y temas, todo mientras desarrollan sus habilidades en el dibujo, diseño y pintura. Estoy muy emocionada con el desarrollo reciente de Hijos Del Sol, ampliando su alcance e impacto.” El impacto de la labor de Ortíz que Lynch señala no sólo abarca a los jóvenes integrantes del HDS, sino que “todos nos beneficiamos de la belleza, la alegría y la inspiración de cada uno de los más de sesenta murales alrededor del condado, las exhibiciones increíblemente poderosas como A Toda Madre y la miríada de ejemplos de lo que aún puede ser posible a través del amor, la atención y el proceso creativo”.

La comunidad es un todo

Hijos del Sol es un colectivo, pero el alma de la organización es Ortiz, su fundador, quien se resiste a ser el centro de atención, señalando que él sólo es parte de un cuerpo más grande.  En las comunidades indígenas, la comunidad es un todo donde sus integrantes  no compiten entre sí, sino que se ayudan, se complementan.  Todo lo contrario a la cultura estadounidense donde el ideal es forjar  “liderazgos” individuales.

Langston Johnson, artista visual de Salinas, quien actualmente expone su obra en el café Cherry Bean, señala que el impacto de la obra de Ortiz en la comunidad es profundo. “Estoy pensando en cantidad y calidad, por el número de personas que han participado”. Señaló que Ortiz ofrece un espacio donde los jóvenes se empapan de arte. “Es importante tener un espacio donde puedas crear y ser libre”, señaló.

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Imágenes de madres con hijos se pueden encontrar con frecuencia en la iconografía de el muralista José Ortiz | Hijos del Sol y José Ortiz

A Toda Madre

Uno de los eventos emblemáticos de Hijos del Sol es el homenaje que  rinde cada año  a las madres, y en general a la maternidad en todas sus formas. Ortíz eligió como título la frase A Toda Madre,  que –además de su significado literal- se usa cuando queremos expresar que algo es muy bueno, tiene calidad.

Este homenaje será de manera virtual por segunda vez consecutiva. En marzo del 2020,  Ortíz y demás integrantes del equipo preparaban la exhibición, y de repente el mundo se vio envuelto en una pandemia.

“Ya estaban los muchachos creando sus obras, lo que iban a presentar, pero nos prohibieron entrar a la escuela y tuvimos que terminar el trabajo virtualmente”.

A Toda  Madre  consistirá en un video de 20 minutos con la participación de un número similar de artistas. “Me gusta la idea de hacer un cortometraje” dice Ortiz. “Con la narración del pintor y mostrando su obra, con un guión y música”. El video se presentará en la página de Internet del grupo y en sus redes sociales a partir del 8 de mayo. Además contará con la participación de otras expresiones artísticas con la finalidad de recaudar fondos.

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José Ortiz prefiere enfocarse en el trabajo de su equipo, Hijos del Sol, y no en sí mismo. Su proyecto “A Toda Madre” se estrena el 8 de mayo, 2021 | Claudia Meléndez Salinas

Lo que sigue

La obra de Ortíz e Hijos del Sol es amplia, casi un centenar de murales y otras obras distribuidas principalmente en el condado de Monterey, pero también en otros lugares de California. Y hay varios proyectos en el futuro.

Un mural en la escuela Boronda Meadows y otro en la Academia Arroyo Seco, de Greenfield. “A mí las paredes me buscan, me llaman”, dice. Además trabaja en la ilustración de un libro y la exhibición “Steinbeck en México” para el Centro Nacional Steinbeck de Salinas. En octubre, si la pandemia lo permite, participará en el programa Open Studios del Concilio de Artes de Monterey.

Pero hay otro proyecto personal al que a Ortiz le gustaría dedicarse de tiempo completo. “Quiero huir por un año y hacer mis maquetas (proyectos) realidad, es un portafolio lleno de dibujos, composiciones que quiero hacer. Ya estoy listo”.

“…A toda madre” 2021 gran estreno, el 8 de mayo.

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Víctor Almazán

About Víctor Almazán

Víctor Almazán nació en la Ciudad de México, ha colaborado en periódico de México y California, entre ellos The Salinas Californian, El Sol y la célebre El Andar Magazine. Vive en Salinas y le gustan la películas de vampiros. | Víctor Almazán was born in Mexico City and has contributed to publications in Mexico and California, including The Salinas Californian, El Sol and the renowned El Andar Magazine. He lives in Salinas and likes vampire movies.