La veneración a Nuestra Señora de Guadalupe continúa, a pesar del temor de los migrantes Las reuniones en Iglesias de las comunidades migrantes muestran fe y resiliencia

Por George B. Sánchez-Tello
Traducción: Víctor M. Almazán

El primer recuerdo que Antonio Alcántara tiene de la Virgen de Guadalupe es el viaje de siete horas en autobús desde Ocotlán de Morelos, Oaxaca, hasta la Ciudad de México. Allí, siendo un niño de ocho años, frente a la basílica de la Virgen, vio a los devotos guadalupanos de rodillas o postrados en agradecimiento por los milagros que atribuyen a la madre de Jesús.

En esta época del año, en Ocotlán de Morelos, los guadalupanos se reúnen cada noche bajo el estandarte de la Virgen. Rezan y caminan de casa en casa, seguidos por una banda de música. Terminan la noche con tamales y pozole.

El viernes 12 de diciembre, las parroquias católicas de todo el mundo, y de la Costa Central de California, celebrarán la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, venerada como la primera santa de América. Como preparación, las parroquias del condado de Monterey comenzaron sus novenas el 3 de diciembre, nueve días consecutivos de oración diaria.

Al igual que en Oaxaca, la novena para preparar la festividad de la Virgen de Guadalupe ha comenzado en Salinas y en todo el condado de Monterey. Alcántara admite que algunos de sus compatriotas guadalupanos temen salir pues les preocupa que agentes federales intenten deportar migrantes. Pero los guadalupanos tienen fe en ellos mismos, dijo, y en la protección de la Virgen.

“La Virgen nos va a proteger,” dijo Alcántara.

 La celebración de este año llega en un momento vulnerable para los fieles inmigrantes, en medio de las redadas migratorias en todo Estados Unidos, especialmente en el sur de California. Ya sea que los inmigrantes residan legalmente o no, el hecho que se reúnan públicamente para celebrar a la Virgen de Guadalupe es una muestra de fe, cultura, determinación y resiliencia, afirmaron funcionarios eclesiásticos y laicos.

“Cuando estamos en la iglesia con la Virgen, nos sentimos protegidos y que ella nos va a cuidar”, agregó Alcántara, quien asiste a una de las cuatro iglesias católicas de Salinas.

La celebración pública del ícono mexicano es un acto de protesta en este momento, dijo Kelly Medina-López, profesora de la Universidad Estatal de California en la Bahía de Monterey.

“El mayor acto de protesta sutil de cualquier persona en el condado de Monterey y el Valle de Salinas podría ser asistir a su misa”, dijo Medina-López. “No tengan miedo y asistan; asistir es protesta. Es lucha.”

El diácono David Ford, canciller de la Diócesis de Monterey, afirmó que la diócesis no tiene conocimiento de alguna amenaza de redadas o aplicación de leyes de inmigración en las celebraciones. Tampoco ha tenido noticias de medidas adicionales de seguridad ni de la coordinación con las redes locales de respuesta rápida o de solidaridad.

Es evidente que la gente tiene miedo, pero no he oído hablar de una disminución en la asistencia a la iglesia”, dijo el diácono Ford. “Quizás eso refleje una especie de fe en la Iglesia como madre, alguien en quien pueden confiar”.

Hasta hora, en el condado de Monterey no ha habido patrullas itinerantes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) y la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos (CBP), que han aterrorizado a las comunidades inmigrantes del sur de California y han dejado en vilo a las comunidades aledañas. Sin embargo, varias alarmas en la zona — incluida una redada en una plantación de cannabis en julio que dejó a la comunidad conmocionada durante meses y provocó pánico en los vecindarios y las redes sociales locales— son un recordatorio del miedo palpable que comparten los residentes y las autoridades de salud pública y educación.

La brutalidad es inaceptable”, dijo el diácono Ford. “Necesitamos tratar a las personas con dignidad humana”.

Aproximadamente a 370 millas al sur, la Diócesis de San Bernardino tomó la medida extraordinaria de emitir una excepción a los feligreses el 8 de julio, permitiendo oficialmente a los católicos practicantes renunciar a los servicios religiosos regulares para evitar una posible detención por parte de patrullas itinerantes de agentes de inmigración. 

“Todos los fieles de la Diócesis de San Bernardino que, debido a un temor genuino a las medidas de control de inmigración, no puedan asistir a la misa dominical o a las misas de los días festivos de precepto, quedan dispensados ​​de esta obligación, según lo dispuesto en el Canon 1247, hasta que este decreto sea revocado o enmendado”, se lee en la declaración oficial de la Iglesia.

Si bien las celebraciones del 12 de diciembre en las iglesias católicas son una celebración religiosa explícita, la Virgen de Guadalupe es un ícono con una historia compleja. Se apareció por primera vez a un indígena chichimeca, recién convertido al catolicismo, en los terrenos de lo que fuera un templo de la deidad nahua Tonantzin, diez años después de la caída de Tenochtitlán ante los mercenarios españoles.

Tiene muchos devotos fuera de la Iglesia Católica, explicó la profesora Medina-López, quien, al igual que su padre, tiene un tatuaje de la Virgen en el brazo.

Ella es el cruce de caminos de la migración, el factor religioso y la lucha”, dijo Medina-López. “Ella es esta paradoja”.

Las iglesias y capillas dedicadas a la Virgen de Guadalupe y su imagen están por todas partes en México y Centroamérica, y en las fronteras entre países e imperios, incluidos los sitios de tráfico de esclavos en todo el sistema colonial español y el suroeste de Estados Unidos, dijo Medina-López.

La imagen familiar de la Virgen de Guadalupe ha estado presente en momentos de agitación social, revolución y protesta durante cientos de años, -dijo Medina-López.

Para ella, su conexión con la Virgen de Guadalupe no es a través de la Iglesia Católica, sino de las ceremonias indígenas en Nuevo México, de donde ella es.  

Un mes antes de la festividad de la Virgen de Guadalupe de este año, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos publicó una declaración escrita y en video en apoyo a los inmigrantes en medio de la actual ola de redadas en todo el país. La declaración reconoce tanto la dignidad y los derechos de los inmigrantes como el derecho nacional a regular las fronteras, a la vez que exige el fin de las deportaciones masivas y la retórica nociva. 

“Nos oponemos a la deportación masiva e indiscriminada de personas”, concluye la declaración de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. “Oramos por el fin de la retórica deshumanizante y la violencia, ya sea dirigida contra los inmigrantes o contra las fuerzas del orden”. 

El anuncio de solidaridad con los inmigrantes se sustenta con referencias bíblicas y enseñanzas de la Iglesia. Además, la declaración menciona la ayuda continua en parroquias de todo el país y finaliza con una referencia a la Virgen de Guadalupe.

En la Catedral de San Carlos en Monterey se llevó a cabo un servicio especial en festividad de San Juan Diego, el 9 de diciembre, en solidaridad con las familias migrantes en lo que se ha llamado una hora santa a nivel nacional.

“La Iglesia siempre debe estar del lado de los oprimidos y crucificados del mundo”, dijo el diácono Ford. “Tenemos que ser valientes y alzar la voz. Tenemos que ser proféticos en este momento”.

Acerca de George B. Sánchez-Tello

George B. Sánchez-Tello es un reportero y escritor galardonado con varios premios. Actualmente imparte clases en el Departamento de Estudios Chicanos de la Universidad Estatal de California, Northridge. Escríbale a Signal @gbst.68

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About George B. Sanchez-Tello

George B. Sánchez-Tello is an award-winning reporter and writer. He currently teaches in the Department of Chicana and Chicano Studies at California State University, Northridge. Message him on Signal @gbst.68.