Segunda Parte: El ex Presidente Andres Manuel López Obrador prometió un futuro económico color de rosa cuando tomó posesión en el 2018. Pero el PIB no llegó a los niveles esperados, así que hecho mano a las arcas públicas para costear sus proyectos favoritos. Ahora, ¿cómo pagará la nueva presidenta por los de ella?
Por Telésforo Nava Vázquez
Otra de las principales minas que amenazan al futuro gobierno de Sheinbaum, es la situación económica. En campaña y al iniciar su gobierno AMLO prometió que la economía crecería 4 por ciento los primeros años y al final pasaría al 6 por ciento. Hoy sabemos que, en promedio en los seis años de gobierno el PIB, según los análisis más optimistas, apenas rebasará el 1 por ciento, los más pesimistas creen que es probable que se ubique por debajo de esa cifra. Se puede argumentar que el país sufrió, como el resto del planeta, la pandemia de 2020, pero los especialistas consideran que eso pudo afectar el crecimiento económico en un punto menos. El panorama económico nacional es para que la presidenta electa se preocupe seriamente. Para contradecir la realidad el presidente siempre afirma tener otros datos, aunque nunca los sustenta.
Aunque “los otros datos” ilustran un México que ofrece abundante empleo, la realidad muestra el crecimiento desbordado de la economía informal y la emigración, principalmente hacia los Estados Unidos. Según el INEGI más del 50 por ciento de la población ocupada se emplea en la economía informal, lícita e ilícita; y la misma participa con el casi 25 por ciento del PIB.
El ex-presidente se ufanó del crecimiento constante de las remesas que los mexicanos en el exterior envían a sus familiares, y las presentó como un triunfo de las políticas de su gobierno. Jamás pudo aceptar que esa emigración es producto de la incapacidad estructural para satisfacer la creciente demanda de empleos, tanto de su gobierno como de gobiernos anteriores. En su campaña por la presidencia del país incluso aseguró que a partir de su gobierno “la migración pasará a formar parte de la historia”. Según el INEGI, en 2023 sumaron 63,313 millones de dólares dichas remesas. Recientes estudios están descubriendo que el crecimiento acelerado de las remesas en parte se debe a que el crimen organizado usa ese rubro para lavar dinero.
Asimismo, al inicio de su gobierno el ex-presidente aseguró que en su sexenio todo lo haría sin incrementar la deuda pública que en ese momento sumaba 10.55 billones de pesos. Para julio del presente año la misma sumó en total 16.3 billones. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público proyecta que al finalizar 2024 el total de dicha deuda representará 50.2 por ciento del PIB. El costo de su servicio crece peligrosamente y amenaza con afectar severamente las finanzas públicas.
Otra de las bombas del campo minado que recibirá la nueva presidenta es que las finanzas públicas están exhaustas. Aparte del endeudamiento para financiar el total de su gasto, AMLO gastó la casi totalidad de los fondos de los fideicomisos existentes, como el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios, el cual contaba en 2018 con 279 mil 770 millones de pesos; y el FONDEN creado para enfrentar los desastres naturales que tenía 51 mil 480 millones de pesos; también usó parte importante de los presupuestos de las dependencias públicas para financiar sus programas sociales y sus obras prioritarias, etc. Cuando ya no tuvo de donde obtener más dinero amenazó con hacerse de los fondos del Banco de México. Una interrogante es, la presidenta de dónde sacará recursos para financiar sus programas. Tal parece que le queda seguir incrementando la deuda pública, la cual ya representa un problema serio para las finanzas públicas. Un ejemplo, el programa para Adultos Mayores entre 2019 y 2023 casi se triplicó, pasó de absorber 123,092. 9 millones de pesos a 339,341.3 millones, y en general los programas sociales en 5 años absorbieron 6.5 billones de pesos. Y la presidenta anuncia que creará más programas de ese tipo.
Corrupción petrolera
En esa perspectiva, la empresa petrolera Pemex está prácticamente quebrada, a pesar de que en el presente gobierno se le inyectaron dos billones de pesos su tendencia fue a empeorar. A principios de este año registró pérdidas netas por 269 mil millones de pesos, y una deuda de 100 mil millones de dólares. Para dirigirla AMLO nombró a Octavio Romero Oropeza, un íntimo amigo cuya profesión es ingeniero agrónomo, sin ninguna experiencia en energéticos y menos en la conducción de empresas de esa magnitud. El 54 por ciento de los combustibles que se consumen en el país se importan. La refinería Olmeca que se construyó en Tabasco duplicó su costo y no obstante haber sido inaugurada tres veces aún no tiene resultados tangibles. Sus resultados son de una enorme corrupción al igual que Pemex. La corrupción es emblema del gobierno, aunque el ex-presidente afirmó que terminó con ella. Ejemplos de su existencia sobran.
Otra de las bombas que hereda la nueva presidenta son las reformas constitucionales que en septiembre AMLO empujó a todo vapor en el Congreso de la Unión, sin que le importara atropellar a la oposición antes que buscar el consenso. Dichas reformas reconfiguran la Constitución Política, sin realizar un amplio debate y consulta como lo establece la legislación respectiva. Todas están diseñadas para centralizar completamente el poder en manos del jefe del Poder Ejecutivo, como antaño lo tenía el PRI. Hoy con la manipulación de los resultados de las elecciones del pasado 2 de junio, el poder legislativo de manera absoluta está bajo el mando del partido oficial, Morena, y con la reforma al Poder Judicial, que recién fue aprobada, se pretende anular toda su independencia para que quede subordinado al jefe del Poder Ejecutivo.
Cuando Morena anunció que iban con todo con el llamado Plan C, iniciando con la reforma judicial por vía súper sónica, iniciaron protestas empresariales, entonces Claudia Sheinbaum salió a infundir calma a los mercados prometiendo que el asunto iría pausado, prometió la celebración de foros para dar lugar a una amplia reflexión. Se comunicó con los jefes del Fondo Monetario Internacional, el Banco de México y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico para calmarlos e instruyó al secretario de Hacienda que emitiera un mensaje en ese tenor. Al día siguiente en la conferencia mañanera, AMLO fue tajante “la reforma para elegir por voto a jueces, magistrados y ministros va a discutirse en septiembre”. De inmediato Claudia Sheinbaum se cuadró, el taconazo de sus botas se escuchó por todo el país. De ahí le quedó claro que “donde manda capitán no gobierna marinero”.
Desde que inició el proceso de reforma del poder judicial, los empleados del mismo declararon paro de labores a nivel nacional, en protesta por la reforma que pretende anular la Carrera Judicial como vía de profesionalización y ascenso de su personal, e imponer que en el futuro inmediato sean electos por el voto popular. Días después se integraron al paro los ministros de la Suprema Corte de Justicia. De inmediato los estudiantes de las carreras de Derecho de Universidades públicas y privadas se movilizaron. Como acostumbraba, el ex-presidente los atacó minusvalorándolos, afirmó en su conferencia de prensa matutina que ellos están manipulados por sus profesores. En una de las movilizaciones de estudiantes un joven con gran acierto coreaba: reforma sí, pero no así. Es evidente que el poder judicial requiere una profunda reforma, pero se demanda que la misma se opere de forma democrática.
En el Congreso de la Unión la reforma al poder judicial fue “discutida” (no fue aceptada ninguna reserva de la oposición) y aprobada en sesiones maratónicas de más de 24 horas con la mayoría calificada de Morena y sus partidos mercenarios, el PT y el PVEM, como les faltaban unos votos, sobornaron a legisladores de la oposición. Como presidenta electa, Claudia Sheinbaum, de inmediato y de manera pública felicitó a los legisladores que la aprobaron. En las legislaturas estatales aprobaron todo en tan solo tres días.
Ligada a la anterior reforma constitucional después siguen reformas que también se pretende aprobar en el presente mes, cuyo objetivo estratégico es de facto desaparecer los organismos autónomos, sea subsumiéndolos en oficinas gubernamentales, como es el INE al que se pretende regresar a la Secretaría de Gobernación, a donde antaño el PRI controlaba los procesos electorales; o bien el Coneval integrarlo al INEGI; o bien otros desaparecerlos totalmente.
Entre dichos organismos están: INE (Instituto Nacional Electoral), INAI (Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales), CNDH (Comisión Nacional de Derechos Humanos), COFECE (Comisión Federal de Competencia Económica), CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social).
Esos organismos en lo fundamental fueron formados para balancear el excesivo control y poder que el gobierno (entonces priista) ejercía sobre actividades fundamentales que tienen que ver principalmente con derechos de los ciudadanos y la supervisión de políticas gubernamentales. Por ejemplo, el INE, que nació como el Instituto Federal Electoral, IFE, fue construido por la presión política y social para independizar la organización y calificación de los procesos electorales que estaban bajo el estricto control de la Secretaría de Gobernación. Finalmente fueron más de una reforma constitucional que tuvo que realizarse para crear dicho organismo y darle su independencia del control gubernamental. Cuando ese proceso culminó, de inmediato en las elecciones de julio de 1997 el PRI perdió el control de la Cámara de Diputados, así como la elección del jefe de Gobierno del Distrito Federal (después Ciudad de México) que por primera vez en la historia tenía lugar. Por cierto, el presidente AMLO, entre sus argumentos insidiosos asegura que el IFE fue creado por los neoliberales.
El impacto económico que esas reformas constitucionales tendrán está causando zozobra entre el empresariado, nacional e internacional. Cámaras empresariales hicieron llamados públicos a los legisladores para que actuaran con prudencia. Medios informativos del extranjero consideran que esas medidas que están en marcha han pausado 35 mil millones de dólares de inversión. Asimismo, se alerta que las reformas alteran acuerdos pactados en el TEMEC, lo cual tendrá repercusión en su próxima revisión. Tanto el presidente saliente como la presidenta entrante minimizan esas alertas. Sin embargo la realidad se impone, por ejemplo, después del 2 de junio el dólar empezó a subir su precio, de poco más de 16 pesos por dólar llegó a rebasar los 20 pesos. La realidad es que el capital transnacional ya tiene los argumentos para chantajear y subordinar más al régimen mexicano, haciéndolo aceptar sus exigencias.
¿Poder transexenal?
El simbolismo histórico que significa elegir a una mujer a las presidencia del México independiente, después de dos siglos de existencia, no se puede pasar por alto. Sin embargo, existen muchas dudas sobre si en realidad Claudia Sheinbaum será la capitana de la embarcación.
AMLO aseguró que al final de su sexenio se retirará al rancho que tiene en Chiapas, para dedicarse a leer y escribir (lo cual ni él se lo cree). Conforme se acerca el fin de su mandato declara que solo regresará a la ciudad de México si hay guerra o la presidenta lo llama; después ha informado que debido a que su esposa e hijo menor seguirán viviendo en la ciudad de México, él vendrá a visitarlos seguido.
El presidente se cura en salud. Lo que realmente expresa es que, si por mandato constitucional debe dejar la presidencia, por otras vías tratará de mantenerse como una especie de poder detrás del trono. En esa perspectiva ha creado las condiciones para hacerlo. La casi totalidad de diputados y senadores recién electos de facto fueron escogidos por él, lo cual le da mucha influencia sobre los mismos. Del gabinete de la nueva presidenta al menos la mitad de sus integrantes son personas ligadas a él, si no es que fueron puestos por el mismo, incluso en algunos casos la recomendación para que los integrara a su equipo la hizo pública, para mostrar que él sigue mandando. Asimismo, con anticipación introdujo en la Constitución la posibilidad de revocar el mandato de quien esté al frente del poder ejecutivo, y teniendo a los legisladores de su lado le facilitaría la tarea. Puede entenderse que puso una especie de Espada de Damocles sobre Sheinbaum para recordarle su capacidad de poder, por si ella tuviera el mal pensamiento de tomar distancia. Además, recientemente se ha anunciado que su hijo Andrés Manuel López Beltrán, quien ha sido, desde la sombra, el operador político de su padre en el gobierno y en Morena, será el secretario de organización del partido. Al buen entendedor pocas palabras. Amén que se le perfila para la elección presidencial del 2030.
Una tradición del poder presidencial en México era que en el último año del presidente saliente su poder declinaba, los reflectores hacia él disminuían, todo mundo se acercaba a quien sería el nuevo jefe del ejecutivo, y éste procuraba guardar el debido respeto a quien remplazaría. En el reciente relevo que apenas concluyó, sucedió lo contrario. Recién pasadas las elecciones el presidente que siempre anduvo de gira decidió sumar a las mismas a Claudia Sheinbaum, y ella dócilmente aceptó ese papel, así la trajo recorriendo el país. La interrogante es si se trata de un nuevo desplante del aún presidente para mostrar, a nivel nacional, el papel subordinado de la presidenta electa. Lo cual sería además humillante. Sin embargo, desde que en 2000 ella fue integrada al gabinete del gobierno de la Ciudad de México, se ha mantenido sumisa y obsecuente, pero ahora es presidenta. Finalmente, como anota la sabiduría popular: “el traje no hace al monje”.
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