Los Soñadores de Oaxaca A Yolanda Vásquez Maldonado, inmigrante mixteca de México, le tomaría seis años para terminar el programa de educación básica al que se inscribió para calificar para DACA. Pero, al contrario de muchos otros, lo completó.

| ESPAÑOL

Por Luis Arreguín

Yolanda Vasquez Maldonado vino a los Estados Unidos desde San Martín Peras, Oaxaca, Mexico en 2000 a la edad de 13 años, cruzando la frontera de la misma forma que cientos de oaxaqueños lo han hecho en los últimos 20 años – caminando y sin papeles.

Después de trabajar 16 años en los campos cercanos a la carretera Blackie Road al norte del Condado de Monterey, ella se enteró de una de las últimas órdenes ejecutivas del Presidente Obama para los “Soñadores,” pero ella pensó que esa orden no estaba destinada para ella. Fue entonces cuando la conocí. Era abril del 2016, y ella llegó a la biblioteca pública de Castroville buscando información sobre un proyecto que le cambiaría su vida.

Ella quería hacer solicitud para la Acción Diferida para las Llegadas de la Niñez (DACA), pero enfrentaba un gran problema: ella no estaba matriculada en ningún colegio o escuela preparatoria y no tendría oportunidad de ser admitida en las escuelas de adultos del área. Pero no se desanimó.

La semana pasada, Yolanda y yo nos volvimos a entrevistar en la misma biblioteca como hace seis años y me compartió su historia para que otra gente de comunidades pequeñas como la de ella encuentren inspiración en este sistema que no fue diseñado para ellos.

Cuando Yolanda partió de San Martín Peras con su padre y hermanos, ella solo había completado dos años de la escuela primaria. Recordó que los maestros de esas zonas rurales rara vez se quedaban en esos pueblos pobres durante todo el año escolar. Tenía ocho o nueve años cuando comenzaron el viaje hacia los Estados Unidos. Les tomó varios años estar listos para cruzar la frontera con Estados Unidos. Su familia se tuvo que quedar en Culiacán, México por varios años, y allí ella trabajó cosechando tomates y pepinos, y solo pudo ir tres meses a la escuela primaria.

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La Biblioteca de Castroville tiene un poster con fotos de los Le tomó a la inmigrante oaxaqueña Yolanda Vásquez Maldonado seis años para cumplir el último requisito para poder solicitar ajuste de residencia a través de Acción Diferida para Llegadas en la Niñez, DACA. | Foto por: Luis Arreguín

Cuando su familia finalmente cruzó hacia Estados Unidos, ella se dedicó a la pizca de fresas, un trabajo que la gente de Oaxaca hace muy bien en los campos de Castroville y Watsonville. Nunca se imaginó que iría a la escuela en este país.

Yolanda y sus compatriotas se enteraron de DACA, recursos y costos al platicar unos con otros y consultarse mutuamente. También se enteraron que algunos abogados no tomaban casos “difíciles.”  en 2016. Todos ellos necesitaban desesperadamente una oportunidad de poder trabajar legalmente en los Estados Unidos, pero “no cumplíamos con todos los requisitos”, puntualizó Yolanda Vasquez.

“Algunos de nosotros no guardamos los talones de cheques y puesto que nuestros maestros en México nos daban las clases en mixteco, no podíamos hablar bien en español, así que ir a la escuela aquí para poder calificar para el DACA no era factible,” recuerda Yolanda, “pero gracias a Dios todo salio bien.”

Yo tambien recuerdo esos dias de abril de 2016 cuando estaba revisando los requisitos para el DACA junto con Sally Childs, la coordinadora del centro de tareas de la Biblioteca de Castroville, para encontrar un camino posible para esos “Soñadores” únicos quienes también merecían ese estatus legal.

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Le tomó a la inmigrante oaxaqueña Yolanda Vásquez Maldonado seis años para cumplir el último requisito para poder solicitar ajuste de residencia a través de Acción Diferida para Llegadas en la Niñez, DACA. | Foto por: Luis Arreguín

Había en ese entonces programas de equivalencia de la preparatoria en varias escuelas de adultos de Salinas, Watsonville y Castroville, entre otras; pero en la mayoría de los casos, los estudiantes necesitaban pasar un examen de admisión para entrar a las clases de GED, las cuales eran en español o inglés. La prueba de admisión permitía que estudiantes del nivel 8 tomaran clases de preparación para pasar las 5 materias del GED en entre seis meses y hasta dos años.

Sin embargo, nuestra gente local sin haber terminado  la primaria no pasaría esos exámenes de admisión, así que no cumplirían el requisito de preparatoria para solicitar DACA. Yolanda Vásquez Maldonado así como otras dos inmigrantes de las comunidades indígenas demostrarían que el sistema estaba equivocado al impedirles el acceso a un programa educativo que les permitiría continuar con sus sueños. Ellas sólo necesitaban una oportunidad y Sally y yo encontraríamos la manera de que la obtuvieran.

Lo primero que se nos ocurrió fue encontrar una escuela que otorgara a los trabajadores agrícolas la admisión sin examen previo. En Castroville encontramos algunos administradores que entendieron que la prueba de admisión estaba diseñada para estudiantes que habían recibido una instrucción de largo plazo dentro del sistema, pero que impedía el ingreso a aquellos quienes no tuvieron escuela por razones socioeconómicas. Los administradores nos alentaron a buscar un sistema educativo de adultos que estuviera dispuesto a trabajar con estos estudiantes.

Yo platiqué con la maestra Maria Luz Acevedo, quien era y todavía sigue siendo instructora de Equivalencia de Preparatoria en la Escuela para Adultos de Salinas y en el programa de Educación para Adultos del Norte del Condado de Monterey. Ella dijo entonces que los requerimientos de ingreso a la Escuela de Adultos de Salinas eran estrictos, pero que ella trataría de encontrar un lugar en su salón de clases en el Centro de Recursos de la Familia en Castroville, donde ella tenía el apoyo de la directora Noemy Loveless, quien es actualmente Asistente de la Superintendente del distrito escolar. En términos de justicia social, esta decisión fue admirable y ojalá pueda convertirse en un modelo que se pueda usar en casos similares a los de Yolanda.

Yolanda Vasquez Maldonado estudió allí por 6 años para aprobar las 5 materias de su programa de equivalencia de la preparatoria conocido como HiSET, que es muy parecido al más reconocido GED.

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Yolanda Vásquez Maldonado por fin pudo obtener residencia temporal a través de Acción Diferida para Llegadas en la Niñez, DACA. Ahora está buscando la forma de obtener residencia permanente. | Foto por: Luis Arreguín

“Me costaba mucho comunicarme con la maestra cuando comencé”, expresó Yolanda. “Yo hablaba poco español y mixteco, alto mixteco creo,” indicó. Ella pasó las 5 pruebas en español en el siguiente orden: estudios sociales, ciencias, matemáticas, lectura, escritura. “Me saqué 14 de 20 puntos en matemáticas…” sonríe Yolanda muy orgullosa al recordarlo.

Terminamos la entrevista haciendo un recorrido por la biblioteca. Encontramos la pared con las fotografías de los estudiantes que han obtenido su ciudadanía estadounidense en los últimos 6 años, los mismos años que Yolanda tardó en completar su educación preparatoria. Enseguida de esos 3 murales, hay un mural con fotografías de los “soñadores” de Castroville en la época en que iniciaron sus estudios de equivalencia.

Vimos las fotos de Adelaida González, quien sería la primera “Soñadora” de la Biblioteca de Castroville en obtener su certificado de equivalencia hace un par de años, y de Erika Gonzalez de Castroville, la segunda “soñadora” en obtener tal certificado. “Mi fotografía no está allí,” reclamó Yolanda. Con este artículo en Voces de la Bahía de Monterey, su foto estará en un lugar mejor para alentar a otros Soñadores a ir tras sus metas.

Estas tres “soñadoras” vinieron a la escuela no solo por un periodo de tiempo pequeño para demostrar que estaban inscritas en un programa de preparatorias, el requisito que completaba su solicitud de DACA en 2016, sino para convertirse ahora sí en esas “soñadoras” que el Presidente Obama tenía en mente cuando puso en marcha esa orden ejecutiva que se convirtió en arma de empoderamiento a un grupo de minorías importante.

Yolanda está planeando inscribirse en clases de “inglés como segunda lengua” el mes que viene en Castroville. Y continúa investigando la posibilidad de convertir su estatus legal bajo DACA en residencia permanente, como lo han hecho otros. Seis años más no serían nada.

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About Luis Arreguín

Luis Arreguín grew up in Querétaro, Mexico, where he worked as a college instructor and a journalist. He immigrated to the United States in 2000. He currently is an adjunct math instructor at Monterey Peninsula College and a US Citizenship teacher for North Monterey County Unified School District.