De brujas y alebrijes la inspiración de Pedro Vargas Ortiz

By Claudia Meléndez Salinas

Pedro Vargas Ortiz describe a sus padres como “mexicanos de hueso colorado,” de esos que iban de viaje de la Ciudad de México a provincia y regresaban cargados con artesanías: máscaras, jarrones, alebrijes, lámparas de arcilla roja, platones de talavera. La decoración del hogar donde creció era tan cargada de mexicanidad que sus amigos bromeaban que parecía tienda gubernamental para fomento de las artes.

“Hasta la fecha (mis padres) siguen viajando y siguen trayendo arte mexicano,” dice Vargas desde su estudio en México. “Mis amigos me decían que mi casa parecía tienda de Fonart de tan llena que estaba de artesanías. A mi me gustó el color, y estos objetos, artesanías, que yo veía en casa de mis papás forman parte de mi trabajo: máscaras de palma, tallados de Michoacán, lámparas altas de barro de Guerrero – delgaditas, altas, con forma de mujer con corona, el barro simula la piel de la mujer con arcilla roja. Todo esto a mí desde chiquito formó parte de mi diccionario visual.”

De una forma u otra se pueden observar estas artesanías en las coloridas pinturas de Vargas, ahora en exhibición en el Centro para las Artes en Salinas de la Universidad Estatal de California en la Bahía de Monterey.

La exhibición, la primera de Vargas Ortiz, fue hecha posible gracias al patrocinio del compositor Philip Glass como parte de su series multidiciplinarias “Días y Noches.”

Desde muy chico, Vargas Ortiz comenzó a dibujar y a soñar con un día ser pintor, así que pasaba largos ratos copiando lo que hacía su papá – un diseñador de muebles. Y un día, en su adolescencia, se atrevió a mostrar sus dibujos a un maestro en un centro de artes en donde quería estudiar. El maestro le dijo “lo tuyo no es el arte, dedicate a otra cosa,” y el artista se desmotivó. En lugar de buscar una carrera como pintor, entró a estudiar artes gráficas a la Universidad de La Salle..

Después de cumplir su servicio social en el Palacio de Bellas Artes fue invitado a quedarse de tiempo completo. Ahí trabajó por varios años diseñando posters publicitarios y programas de mano para los eventos de la sala principal: conciertos, óperas, recitales de ballet. Conoció muchos artistas de renombre mundial – incluyendo a Glass – y maduró profesionalmente como diseñador gráfico.

A pesar de la desilusión que se llevó en la adolescencia, la idea de crear arte tan solo por el hecho del arte no dejó a Vargas, y finalmente decidió “rescatar esa pasión” hace algunos años.

“Un día tal cual decidí ‘ya me han dicho que me moriré de hambre, pero ya mi ser ya no se pudo esperar más, ya había pasado mucho tiempo desde que había ido al centro cultural, muchos años de esperarme,” dijo. Renunció a su trabajo y con los ahorros que tenía empezó a comprar material – aunque a veces no tenía mucho y reciclaba lo que había usado para proyectos fotográficos. Empezó a mostrar su obra con amigos y familiares, y comenzó a comprar material de mejor calidad conforme se daba a conocer.

Glass, quien con frecuencia viaja a México para dar conciertos, visitó el estudio de Vargas el año pasado.

“Vino, estuvo en el estudio, vio todas las pinturas que tenía y me preguntó ‘¿Por qué tienes todo guardado, por qué no has hecho nada, dónde están las galerías, quién te está promoviendo? Ya tenía galería representándome en Carmel, pero nada tan importante como CSUMB.”

No pudimos contactar a Glass para que comentara para este artículo.

La exhibición de Vargas se abrió el 18 de mayo y estará abierta hasta el 9 de julio. En las paredes del Centro Cultural se pueden apreciar los lienzos de Vargas, imágenes que rebosan de color e iconografía un tanto religiosa, un tanto siniestra, y definitivamente surrealista.

Vargas explica que sus imágenes comenzaron a surgir cuando empezó a pintar sin bosquejos y en ellas no sólo veía las figuras que le rodearon durante su niñez, pero también las historias que oía platicar a su abuela cuando la visitaba en provincia.

“Ahí en el rancho había sembradíos de maíz y caña, y cuando empezaba a soplar el viento ella decía que eran la brujas que tenían el poder de controlar la naturaleza, de hablar con los muertos. Estos rituales de que se hacen para la protección de los espíritus, la cebolla abajo del ataúd cuando alguien se muere, todo se juntó con lo que veía a diario,” en la casa, dijo.

El muralista local José Ortiz ayudó a montar la exhibición de Vargas – la cual tuvo que hacerse con una gran dosis de ingenio mexicano ya que por fines prácticos las obras no cuentan con marcos. Ortiz admira el estilo autobiográfico de su colega y su concepto particular.

“Es abstracto pero trae muchas cosas en la mente, es como vaciar lo que está en la mente,” dijo Ortiz. “Par mí es esa búsqueda por ser él mismo sin temor. Casi representó todos los temores que podíamos tener por causa de la religión. Me gusta su trabajo. Pienso que tiene estilo y también un concepto.”

Durante su estancia en Salinas para la apertura de la exhibición, Vargas tuvo la oportunidad de platicar con estudiantes del Centro Alisal para las Bellas Artes, y le gustó sentir que su obra puede traspasar las barreras de la distancia geográfica y económica entre él e inmigrantes que han sido forzados a vivir en este país para buscar oportunidades que México no ofrecía.

El padre de algún estudiante de arte le dijo “‘Me da mucho orgullo que tu como mexicano que vives en México tengas la oportunidad de venir aquí a exponer algo de nuestra cultura y que hace muchos años que yo no veo porque no puedo ir a mi país.’ Si yo estuviera pintando pájaros o árboles, la experiencia no hubiera sido la misma,” Vargas dijo. “Tal vez no sean todas las raíces mexicanas de todo los pueblos, pero fue lo que yo aprendí de México y ahora yo lo plasmo en mis pinturas. Y gente mexicana que ya no vive en México si siente relacionada en mi pintura y eso a mi me da gusto.”

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Claudia Meléndez Salinas

About Claudia Meléndez Salinas

Claudia Meléndez Salinas is an author, journalist, open water swimmer, and cat lover. | Claudia Meléndez Salinas es autora, periodista, nadadora de aguas abiertas, y aficionada a los gatos.