La ansiedad al acecho Los jóvenes que la padecen nunca saben cuando tendrán un ataque

YOUTHBEAT | 

Por Lizbeth Guerra

Jessica, estudiante de 15 años, de segundo año de la escuela preparatoria Alisal en Salinas sabe lo difícil que es vivir con ansiedad. Camina por la escuela con la cabeza baja y habla muy quedito.

“Mi ansiedad comenzó cuando fui víctima de acoso en la escuela en sexto grado. Empecé a sentirme insegura de sí misma y me sentí débil”, dijo, agregando que caminaba por la escuela con miedo incluso cuando sus acosadores no estaban ahí.

La ansiedad entre adolescentes es muy común en todo el mundo, y el Condado de Monterey no es la excepción. De acuerdo con una encuesta realizada en 2013 por el Departamento de Salud y Comportamiento del Condado de Monterey, el 61% de la gente en el condado toma medicamentos por problemas emocionales o de comportamiento. De acuerdo al Instituto Nacional de Salud Mental, 25% de los adolescentes en los Estados Unidos con edades entre 13 y 18 años padecen ansiedad.

Jessica intentó enfrentar su ansiedad hablando al respecto con su mamá y con el director de la escuela. El hostigamiento de sus compañeros descendió pero su ansiedad se incrementó pues temía que sus acosadores se enteraran que los acusó.

“Cuatro años después todavía estoy afectada por la forma en que estaba la escuela en sexto grado”, dijo.

Chloe Oros, quién también tiene 15 años de edad y cursa el segundo año, es una de esas adolescentes qué es muy abierta con sus amigos acerca de su ansiedad.  Pone en la red social Snapchat fotos de sus medicinas y comentarios de cómo no le gusta su enfermedad.

“Es muy molesto porque nunca sabes cuándo vas a sentir un ataque de ansiedad”, dijo.

“Algunas veces no pude hacer cosas que quería debido a mi ansiedad”,  describe su enfermedad como algo atemorizante e imprevisible.

La ansiedad se desarrolla de diversas maneras, por algún tipo de trauma, por acoso, o de modo hereditario. La adolescencia es una etapa especialmente vulnerable porque hay mucha presión de la sociedad para acomodarse a ella.  Muchas veces, acomodarse significa ir con la moda, algo que muchas familias de bajos ingresos en Salinas no pueden hacer.

Los adolescentes que se identifican como lesbiana, gay, bisexual, transexual o queer (LGBTQ por sus siglas en inglés) sufren acoso más frecuente que aquellos con una orientación heterosexual. En nuestra sociedad, ser LGBTQ todavía se ve como algo extraño, debido a ello, hay un sistema de apoyo.  De acuerdo con la alianza Nacional sobre Salud Mental o NAMI por sus siglas en inglés, las personas LGBTQ, son 3 veces más susceptibles de experimentar una condición de enfermedad mental cómo el desorden de ansiedad generalizada. Hay miedo de salir y ser discriminado por su orientación sexual e identidad de género.

NAMI se enfoca en el bienestar de otros y enseña a la gente como lidiar con una enfermedad mental, Anna Lowery, una coordinadora de difusión de NAMI en Salinas dijo: “No puedes saber lo que no te han dicho”, por eso que eligió educar a todos sobre salud mental,  NAMI esun recurso para la comprensión, compasión, educación e información.

Angélica González es una joven promotora en el centro Epicenter en Salinas.  Provee un espacio seguro para que todos puedan expresarse.  Todos los géneros y sexualidades, de entre 16 y 24 años son bienvenidos en el centro, especialmente  jóvenes en cuidado temporal y LGBTQ.

Para González y demás empleados del centro, es importante que los jóvenes vivan una vida sana y feliz.

Quieren ayudar a que la comunidad crezca y apoyar a todos.  El personal es amable con todos los que vienen al centro de modo que todos se sientan queridos e importantes.  El centro tiene todo lo que tiene una casa: cocina, ropa y utensilios para jóvenes, una habitación para pasar el tiempo e incluso un sofá.

La meta del centro es guiar a los jóvenes a través de la vida y enseñarles sobre el mundo, la sociedad y ellos mismos.  El personal ayuda a los jóvenes con educación, trabajo y vivienda.

De acuerdo al sitio de Internet Psych Central, hay muchas formas de calmar la ansiedad, ejercicios de respiración, auto-conversación positiva y meditación.  Muchos adolescentes usan medicamentos cuando los ataques de ansiedad son fuertes.  La medicación es regularmente la última recomendación porque puede ser muy fuerte para algunas personas. Muchos terapistas recomiendan consejería cuando la ansiedad apenas empieza.

Aunque respirar profundamente suena  relajante, no es para todas las personas. Respirar ayuda a las jóvenes pero aún necesitan tomar una caminata o aislarse por unos momentos. Otros adolescentes necesitan ir a grupos de apoyo.

“Saber que no estoy sola me hace fuerte”, dijo Jessica.

“Voy a tener ansiedad por el resto de mi vida, pero estoy bien porque lo he aceptado y estoy aprendiendo cómo controlarlo. No me voy a rendir nunca”, dijo.

LA HISTORIA DETRÁS DE ESTA HISTORIA | Lizbeth Guerra habla de su artículo (en inglés)

INFORMES |
Epicenter 831 998-7291
NAMI Condado de Monterey 831 422-6264

Lizbeth Guerra

About Lizbeth Guerra

Lizbeth Guerra is a student at Alisal High School.